Mis padres llegaron a los Estados Unidos desde México hace muchos años en busca de una vida mejor. Fue una decisión difícil, ya que dejaron atrás a sus familias, amigos y su hogar para perseguir un sueño incierto. Ellos empezaron su viaje en los finales meses de 2003. Durante ese tiempo, mi mamá ya estaba embarazada conmigo. Recuerdo que mi madre me contó que el viaje fue difícil y peligroso. Después de un largo camino con varias dificultades, pudieron llegar a la ciudad de Nueva York. Mi papá consiguió trabajo en un restaurante y hasta este día sigue trabajando allí.  Al principio, la vida en los Estados Unidos fue difícil para mis padres. Tuvieron que aprender un nuevo idioma, adaptarse a una cultura diferente y enfrentarse a desafíos económicos. Con el tiempo, mis padres pudieron establecerse en la comunidad de Jackson Heights y desde 2005, vivimos en la misma casa hasta este día. Hoy en día, estoy agradecido por la determinación que mis padres mostraron al emigrar a los Estados Unidos. Su historia es un recordatorio de que la inmigración no es fácil, pero con trabajo duro y perseverancia, se pueden lograr grandes cosas. Esta experiencia también no es algo único para ellos sino para muchas otras personas. 

– Angelo P

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